domingo, 8 de marzo de 2015

Comentario de texto literario

Una reflexión literaria en torno a la poética de Borges.
Por Mariana Cuervo y Sergio Del Risco

        
- A Daniel Chalela, que me enseñó a usar Blogger

El poema de los dones es un poema clave en la obra de Jorge Luis Borges. Y lo que es más asombroso: es un poema clave en un doble sentido. Basta conocer un poco la obra del autor para darnos cuenta que los temas tratados en El poema de los dones son temas reincidentes en su literatura. En un segundo sentido, basta leer un poco sobre Borges para darnos cuenta del valor (no carácter) biográfico del poema. Por un lado, tenemos el eje temático de una pluralidad del hombre, es decir, de un hombre que en su condición de individuo parece repetir los mismos pasos del Hombre como especie. Por otro, tenemos al Borges que, a través de un yo lírico, discurre en torno a su ceguera.  Con este mente, pues, comentaremos aquí los instrumentos líricos de los que Borges se sirve para darle este sentido temático y biográfico a su poema.

Ya que el poema se puede dividir en dos bloques de sentido que se corresponden cada uno con las dos manera en las que hemos entendido el texto poético, comenzaremos por comentar el bloque de sentido que hace referencia a la ceguera.

Si para las personas en general lo crítico de la ceguera es no poder mantener contacto con el mundo que le rodea—dejar de ver a sus seres queridos, no poder apreciar un cuadro, en fin, perder contacto con un mundo tangible—para Borges  la ceguera está asociada a una cuestión totalmente distinta: la ceguera significa para él no poder inmiscuirse en el mundo inasible de los libros. En el poema, esta particular manera en que Borges padecía su ceguera, cobra un carácter irónico. Y lo que es más, es el manejo de la ironía lo que le permite a Borges revelarnos cómo entendía y vivía su condición.


Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche


Borges, como director de la Biblioteca Nacional de la Argentina, tiene bajo su mando  todos los libros que hubiera podido desear, sin embargo—y he ahí esa ironía divina a la que se refiere—, su ceguera le veda la lectura de esos tantos libros. O dicho de una mejor forma, la ceguera le veda el acceso al mundo de letras que tanto apreciaba y dsifrutaba.

En el primer bloque de sentido, que va hasta la séptima estrofa, la ironía es predominante. Allí, la ironía se suele presentar como metáfora: la noche, la oscuridad (referencias metafóricas a la ceguera) resaltan la incapacidad de Borges para leer los libros de la portentosa biblioteca que dirige. En términos del título del poema, el yo lírico vive sumido en el carácter contradictorio de los “dones” que Dios le ha dado, a saber: los libros y la ceguera.  El yo lírico, en este sentido,  vive en una noche que no le deja, ni tan siquiera, entrever la luz de los libros con que Dios le ha premiado.

Por otro lado, lo irónico de la situación queda en evidencia cuando se menciona  que los libros sólo puede ser accedidos en la imaginación, en el mundo de los sueños:

Por último, la ironía cobra una fuerza total con la figura analógica que Borges utiliza en la cuarta estrofa. El yo poético se equipara al Tántalo de la mitología griega, que fue condenado por los dioses a tener sed y hambre eternamente mientras vivía rodeado por un oasis de comida y de agua:

De hambre y de sed (narra una historia griega)
Muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esa alta de esta biblioteca y honda biblioteca ciega.

Como se ve aquí, el yo lírico  se siente como  Tántalo, atrapado por una ironía dictaminada por una voluntad superior. Como si se estuviera sumido en un orden inamovible e inmodificable. Esta última idea es clave para Borges, y nos es revelada gracias al uso de la ironía.

Sobre el desarrollo de esta idea, debemos añadir que la repetición de la imagen de la ceguera  genera un marcado ritmo en el poema. Este ritmo es importante a la hora de desarrollar la idea de un orden inamovible e inmodificable. El volver cada estrofa sobre la ironía—es decir, al construir una isotopía—el autor genera un ritmo enfático que nos revela los distintos matices y las distintas facetas de la contradicción divina en la que vive inevitablemente sumido el yo lírico. Aquí, es importante recordar que para Borges el tratamiento de la idea en sí misma es clave, y este ritmo, cómo no, sirve al desarrollo de la idea que Borges quiere tratar. 

Por otro lado, es argumentable que las estrofas del primer bloque de sentido generan un efecto de lectura muy particular. A nivel de los sentimientos que el poema puede despertar, determinados lectores pueden sentir un choque con las ideas que Borges expone en torno a la ceguera. Borges declara al abrir el poema que no ha de equipararse su relato con la tristeza (Nadie rebaje a lágrima o reproche/ esta declaración de la/ maestría de Dios), y esto se evidencia tanto en el título como en el verso que resalta “la maestría de Dios”. Sin embargo, esta declaración del Yo lírico es capaz de generar una suerte de confusión en el lector, pues es posible que este sienta que la ceguera es motivo suficiente para entristecerse. Y en este mismo orden de ideas, también es plausible que haya ciertos momentos en el poema, a pesar de no expresar en sí mismos pesadumbre alguna, que sean capaces de generar cierto sentimiento de tristeza en el lector.


Por ejemplo, tal como con molestia recordamos el incendio  de la biblioteca de Alejandría, en su condición de pérdida total e irremediable, a un lector dado  le puede irritar  la idea de ser director de una gran biblioteca y, sin embargo, no poder leer  sus tantos libros. En efecto, un lector dado puede sentir que la ceguera es una pérdida, no un don, equiparable a la pérdida de la Biblioteca de Alejandría:


En vano el día les prodiga su libros infinitos
Arduos como los arduos manuscritos
Que perecieron en Alejandría.


Además, como vemos en esta estrofa, la referencia a una banalidad de la biblioteca puede prestarse para generar sentimientos que ciertamente no son positivos. Quiero decir, esa referencia puede conducirnos a la reflexión que sigue:  tener tanto y no poder disfrutarlo, o lo que es más, tenerlo todo y no poder accederlo.

En un mismo orden de ideas, el epíteto “arduo” cobra un carácter fundamental: arduo son los libros, ardua (y ardorosa) es la biblioteca y ardua puede ser para el lector la  penumbra de la ceguera. A su vez, la reflexión en torno a una pérdida irremediable puede despertarse en el lector al enfrentarse a la  extensa lista con que Borges construye la cuarta estrofa:


Enciclopedia, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.

Esta lista de componentes de la biblioteca obedece a un a un intento por referirse al universo entero y, por lo tanto, el no poder acceder al universo que esa biblioteca ofrece puede entenderlo el lector como una pérdida total.

Por lo demás , podemos añadir que otras referencias y expresiones tienen el efecto de despertar reflexiones similares en el lector. En imágenes como “ojos sin luz”, “honda biblioteca ciega”, “fatigo sin rumbo” un lector dado puede encontrar puntos que le generen cierto tipo de efecto a nivel de los sentimientos. En resumen, lo que hemos querido resaltar es que lo importante sobre los posibles efectos del poema en el lector se explica en términos del choque entre los sentimientos que Borges experimenta ante su ceguera y los sentimientos que nosotros como lectores podemos experimentar ante ella. En este sentido, al ser positivos los unos y más bien negativos los otros, el lector puede llegar a hacerse la siguiente pregunta: ¿por qué Borges veía una declaración de la maestría de Dios en su ceguera?

En lo formal, la respuesta que podemos darle a esta pregunta puede revelarnos una de las características fundamentales de la personalidad y el pensamiento de Borges: para el intelectual argentino, en muchos casos, lo que no tiene valor para los demás, para él sí lo tiene.



Terminado el análisis del primer bloque de sentido, pasemos al siguiente: allí nos encontramos frente al desarrollo de una de los temas más reincidentes en Borges, a saber: la noción de que  todo individuo recorre los pasos ya recorridos por el resto de los  hombres en la Historia. O en otras palabras, la idea de un hombre cargando el legado de la Historia o de la humanidad. En el caso del Poema de los dones, esta idea está aplicada y asociada a la ceguera y a esa coincidencia de orden metafísico entre Groussac y el yo lírico.  En otros momentos de la creación artística de Borges, nos podemos encontrar frente al desarrollo de esta noción en cuentos como “Historia del guerrero  y la cautiva”,  “El inmortal”, “Pierre Menard, autor del Quijote” (como contraargumento a la idea), por mencionar algunos. Así pues, estamos instados a comentar—a la luz de distintos instrumentos líricos—el desarrollo que Borges hace de este eje temático.


Al recordar que otrora Groussac, también ciego, fue director de la Biblioteca, Borges abre paso al desarrollo del que hemos identificado como uno de sus temas preferidos. En la primera estrofa del segundo bloque de sentido, Borges recalca que esa homología entre él y Groussac tiene que ver con un orden mediante el cual funciona la historia:

Algo, que ciertamente no se nombra
Con la palabra azar, rige estas cosas.


No en vano Borges hace hincapié en la palabra azar. Pues para él no es el azar el que los puso a él y a Groussac en la biblioteca, sino el carácter cíclico y repetitivo de la historia.

Sobre esta primera estrofa, en el plano de los efectos en el lector, Borges es efectivo a la hora de crear intriga. ¿Quién ese es “otro” del que  nos habla?  Más adelante, y después de indagar sobre quién es Groussac, con maravilla damos respuesta a nuestra intriga:

Otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la noche

La segunda estrofa del bloque de sentido, a su vez, sirve a la construcción del eje temático que aquí analizamos:

Al errar por las lentas galerías
Suelo sentir con vago horror sagrado
Que soy el otro, el muerto, que habrá dado
Los mismos pasos en los mismos días.

Que Borges adjetivice al horror con el epíteto “sagrado”, tiene un evidente propósito, a saber: el de mostrar que esa homología entre el yo lírico y Groussac obedece a un orden casi metafísico. Aquí, vale la pena resaltar que en realidad esta figura se abre desde el principio del poema con la referencia a que Dios le “dio a la vez los libros y la noche”. Sobre ese verso, también es importante añadir que el epíteto “vago” que acompaña a vocablo “horror” tiene que ver con ese carácter tan inasible-metafísico del orden que en el caso del Yo lírico rige las cosas. Por otro lado, el  epíteto también es asociable a la capacidad de Borges para intuir los ahilamientos internos del mundo a los que en distintos momentos hiciera referencia.

En fin, hemos visto cómo Borges se sirve de la ironía para postular una particular visión sobre su ceguera y, además, para dar pie a una reflexión que perfila sus líneas en torno a una de sus ideas o nociones filosóficas preferidas. Además, hemos visto como ciertos recursos líricos tales como la isotopía, el uso de epítetos y la analogía ayudan a elaborar tanto una particular aproximación a la ceguera como el desarrollo de la idea de una historia cíclica. El desarrollo de estos dos elementos, de tan alta importancia en Borges, hacen de El poema de los dones una partícula clave en la poética del argentino.



viernes, 6 de marzo de 2015

De cuatro, dos y tres patas

María Camila Ruiz
11-F
Español Literatura Nivel Alto
Profesor: Álvaro A. Rodríguez

De cuatro, dos y tres patas
Análisis Literario del poema Edipo y el enigma escrito por Jorge Luis Borges

            El poema Edipo y el enigma, escrito por Jorge Luis Borges, hace parte de su libro de poemas El otro, el mismo, publicado en el año de 1964 cuando el escritor argentino, de 65 años, ya había perdido su vista por completo. Si bien el poema es corto (únicamente cuatro estrofas y un total de 14 versos), el análisis que se puede hacer a partir de él es muy rico debido a la complejidad con la que está construido. En el momento de la publicación del poema, la carrera de Borges estaba en el punto en el cual sus temáticas más recurrentes eran: la muerte como símbolo de olvido; la muerte y la vida; y la vejez. Además, al incluir aspectos de la mitología griega, como los personajes de Edipo y la esfinge, es claro que estos enriquecen el análisis que puede surgir al estudiarlos. De acuerdo con lo anterior, se pueden presentar tres bloques de sentido conectados con el tema de la vejez y el deterioro del hombre, que se ve presente en el poema, pues es claro que para Borges existe una división de los momentos en la vida del hombre, desde donde partirán los bloques de sentido.
            Inicialmente, estos bloques deben ser identificados con el fin de esclarecer cómo se dividirá el análisis que se presentará a continuación. La división que determina estos cambios se da a partir de cambios en la focalización desde donde se narra el poema. Un primer bloque es entonces cuando la focalización está dictada por la esfinge (verso 1 – 4), seguido por un segundo bloque en donde la focalización se da a partir del yo poético que narra el poema (verso 5 – 8), y termina con una focalización global e incluyente en donde, si bien sigue siendo el yo poético quien focaliza estas ideas, lo hace de manera global y se acerca más a la realidad (verso 9 – 14). Estos tres bloques siguen las ideas de la vejez y el deterioro del hombre y son a partir de estos temas que surgen.
            En una primera instancia, es pertinente explicar el mito griego de Edipo y la esfinge. Edipo “era un rey mítico de Tebas, hijo de Layo y Yocasta que, sin saberlo, mató a su propio padre y desposó a su madre”. (Wikipedia, 2015) Layo, para evitar que lo mataran, “le atravesó con fíbulas los pies” a Edipo y lo abandonó, pero este tiempo después lo mata, se convierte en Rey y se casa con su mamá (pues Edipo nunca supo quienes eran sus padres ya que fue adoptado) y al enterarse de que había contraído matrimonio con su madre, esta se suicida y él se arranca los ojos. Por otro lado, la esfinge ha sido descrita como un monstruo y es quien siempre le preguntaba a las personas, “¿cuál es el ser que anda primero con cuatro, luego con dos, y después con tres patas…? (Admin, 2013)
El primer bloque de sentido corresponde a los primeros versos del poema en el cual la focalización, como ya se ha mencionado anteriormente, recae en la esfinge. La manera como se logra hacer esta identificación se da en el momento en el que se dice que “así veía la eterna esfinge a su inconstante hermano” (verso 3 – 4). La decisión de incluir este personaje dentro del poema no es únicamente el de mantener la esencia del mito al que se hace alusión, sino que al incluir y además hacer de este un focalizador, Borges logra transmitir de manera clara la idea de la esfinge al plasmar una imagen muy clara en el lector al hacer uso de la imagen y de este personaje como focalizador. Es pertinente decir que al ser la esfinge quien focaliza estos primeros versos, el interés de Borges es el de mostrar exactamente lo que dicho personaje quiere transmitir, y para lograrlo plasma varias imágenes que permiten la transmisión de sus ideas. Por ejemplo, en este primer bloque se hace una recurrente asociación entre los momentos del día y los momentos en la vida del hombre, pues “cuádrupedo” hace referencia al momento en el que el hombre camina en cuatro patas, es decir los primeros años de vida en donde gatea, y esta idea está situada dentro del poema en un momento “alto en el día” que se puede interpretar como el inicio del día, la mañana. De igual forma, Borges continúa describiendo al hombre, pero esta vez, “con tres pies errando por el vano ámbito de la tarde”, mostrando de manera clara como el deterioro del hombre, es decir, la vejez en donde el hombre se apoya de una tercera pata (bastón), se asocia con el momento en el que el día se empieza a acabar, la tarde. De acuerdo a estas ideas, al usar a la esfinge de focalizador en esta sección del poema es bastante pertinente ya que permite que el lector entienda el mito desde los ojos de quien lo plantea, pues así es como la esfinge ve al hombre y es así mismo como Borges se lo muestra al lector. En este primer bloque el lector puede entender las conexiones que hace al autor con el mito griego al encontrar palabras como “pies” (verso 2) y “esfinge” (verso 4). Lo interesante de la propuesta de Borges es cómo lo importante no recae esencialmente en la repetición o modificación del mito, sino que él rescata elementos de este con el fin de enriquecer su poema y metafóricamente demostrar cómo la vida humana se puede asociar con dicho mito.
El siguiente bloque se diferencia del anterior en cuanto al focalizador, pues entre el verso 5 y el 8, el yo poético es quien focaliza. Si bien hay una continuidad en las ideas, pues hay encabalgamiento entre el verso 4 y el 5, el cambio entonces se da en cuanto a la focalización y la perspectiva desde donde se presentan los hechos. A partir de esta idea, primero se debe aclarar que aunque este sea el focalizador en este bloque, la forma como se narra es desde un futuro, como si lo que se estuviera diciendo hiciera parte del pasado, de un recuerdo. Esto se hace evidente cuando se dice que “un hombre vino”, pues el verbo se encuentra en pasado, lo cual permite entender que la narración se está haciendo desde un presente o futuro de esa acción. En este bloque, la idea del espejo que se vuelve tan recurrente en la poesía de Borges, también es un símbolo importante en Edipo y el enigma, y por lo tanto es relevante analizar su función y efecto. El espejo simboliza implícitamente el entendimiento de lo que es el ser humano y de lo que fue a través de su vida, pues para Borges es gracias a este objeto que cada quien puede entender hacia el final de su vida quién fue. La idea en este segundo bloque es muy importante ya que hacia el final de este, entre los versos 7 y 8, Borges decide hacer una referencia directa de la “declinación” del hombre, lo cual empieza a mostrar que para el escritor las imágenes que puede crear a partir de su poesía son muy importantes y recurre varias veces a estas. En este apartado se hace más evidente el contraste metafórico que hace el poeta con respecto al aspecto del hombre cuando se empieza a envejecer. La focalización distanciada que se presenta en este apartado hace que la descripción que se da sobre el reconocimiento frente al espejo sea más real, pues el sentimiento de aterro que describe frente a dicho descubrimiento de una situación que entra a ser parte de lo que es natural en el hombre, pues el deterioro es inevitable.
El tercer y último bloque de sentido que se puede identificar en el poema está también focalizado por el yo poético, pero esta vez la narración está hecha de un modo personal y en el presente, pues al usar palabras como “somos” da por entendido que se está narrando desde un presente y la conclusión a la que llega es presentada desde su propia perspectiva, lo cual en algún punto se podría interpretar como si fuera la voz directa de Borges. Por esta razón, este apartado cobra cierta importancia dentro de la totalidad del poema. En este punto, se hace una alusión a la realidad del hombre, pues como ya se dijo antes, la vejez es inevitable y por lo tanto el hombre debe asumir que llegará a ser la “triple bestia”. Con el fin de enfatizar esta idea, es recurrente el uso de palabras con tres sílabas, en su gran mayoría en estos últimos versos, como “Edipo”, “eterno”, “ingente”, “sucesión” y “olvido”. Al hacer este uso efectivo de la técnica se logra hacer un énfasis del número tres, para así demostrar lo inevitable que es que la vida humana llegue a esta tercera etapa que se acerca al fin de sus días. Aquí se ha dejado a un lado la importancia de la bestia y del reconocimiento, pues ahora cobra más significado la aceptación por parte del hombre frente a llegar a la vejez. De igual forma es pertinente mencionar que el proceso de lectura, al nunca ser igual entre los diversos lectores, permite que se den interpretaciones tales como pensar que Borges se presenta muy pasivo frente a esta etapa, pues al llegar a dicha conclusión, junto con el ritmo pausado que está presente en la totalidad del poema al hacer uso de palabras largas y versos de arte mayor (todos son endecasílabos), se entiende la calma que implícitamente el poeta implanta en su poema.
Para concluir se puede decir que a través de los elementos discutidos con anterioridad se permite transmitir la idea de la vejez en el hombre. Al incluir una referencia intertextual de la mitología griega, como lo son Edipo y el enigma, se logra enfatizar la idea y la imagen de la vejez en el hombre. Además, el uso del lenguaje y la forma cómo Borges decido hacer uso de las sílabas y la rima se transmite de una manera muy interesante las ideas del poeta, demostrando lo importante que es para él el deterioro del hombre, que seguramente a los 65 años él vivía.

Bibliografía

Admin. (22 de 06 de 2013). El Mito de la Esfinge. Obtenido de Mitos y Leyendas CR: http://mitosyleyendascr.com/mitologia-griega/grecia38/
Wikipedia. (02 de 02 de 2015). Edipo. Recuperado el 13 de 02 de 2015, de Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Edipo

Una materia antropomorfa

Maria Paula Mendez
Juan Jose Gonzalez
Español Literatura: Nivel Superior
Álvaro Rodríguez


Análisis de El Golem, Jorge Luis Borges

El Golem es al rabino que lo creó, lo que el hombre es a Dios; y es también, lo que el poema es al poeta” – Jorge Luis Borges (Borges)

La creación del hombre y reflexión sobre aquello ha sido un tema recurrente durante la historia que parte principalmente de la duda de la presencia de un Dios. Existen teorías que cuentan cómo sus mismas manos formaron a sus aprendices, para hoy ser lo que se conoce como el ser humano. En este orden de ideas, se origina el análisis del poema El Golem por el poeta argentino Jorge Luis Borges. Este poema refleja el hecho de que cómo la palabra o el nombre de Dios da vida a un ser que metaforiza la creación del ser humano. Fue escrito en 1958 (Nazareno Bravi, 2013) fuertemente influenciado por la religión judía y se encuentra en el libro El otro, el mismo publicado en 1964. Se inspira principalmente en la novela homónima escrita por Gustav Meyrink que además fue la primera novela que Borges leyó en alemán mostrando a la vez el interés de el autor por la cultura alemana. Cuenta la historia de Judá León (Judah Loew), el rabino de Praga y su sed de saber lo que Dios sabe, de lo que sintió al crear su más grande invento: el hombre. Consecuentemente labró a lo que apodó Golem[1].

En primer término  El Golem resulta ser una intertextualidad que Borges obtuvo de Scholem[2] y la leyenda judía de un cabalista (mencionado algunas veces en el poema en las líneas 40 y 55). La estructura del poema es simple y rigurosa. Tiene 72 líneas en total con 18 estrofas de 4 versos endecasílabos, rima consonante abrazada A-B-B-A a excepción de las estrofas 4, 12 y 14 que presentan rima consonante cruzada C-D-C-D. Este poema muestra como Borges usa al estilo solía hace mucho tiempo pues en términos de métrica pareciera como si lo hubiera escrito años atrás. En el poema se evidencia algunos recursos muy frecuentes en Borges como los por ejemplo listados o asíndeton, isotopías para crear un ambiente, y uno muy importante que es cómo Borges se vale del conocimiento universal (de la humanidad) para brindar significado, es decir que, el efecto que causa a través de las intertextualidades muestran la manera con la cual logra darle forma ( como el Rabino al Golem) a su poema basándose de ideas exteriores para crear su propia y única idea.
Este poema se divide en tres bloques de sentido diferentes y se dividen por el diferente estilo que emplea Borges en estos. El primer bloque se encuentra desde la primera a la tercera estrofa que se conoce como la “introducción” del poema donde Borges se refiere específicamente de una forma indirecta a los cabalistas judíos quienes trabajaban para descifrar los verdaderos nombres de las cosas y principalmente tratar de encontrar el verdadero nombre (o nombre Clave como se refiere Borges) al Dios que se conoce. Es primordial mencionar la cábala ya que ésta era importante en la vida de Borges quien era aficionado y al mismo tiempo es la esencia misma del poema. El hecho de que al decir el nombre de Dios se  le da vida al ser que se conocerá como Golem. En este bloque también cita tanto filósofos griegos (Platón con su Cratilo) como Judíos (Scholem) que hacen referencia de alguna forma a aquel pensamiento metafísico en las religiones (un tema constante) del ser omnipotente y divino.

El segundo bloque ya se centra más en la idea que prima sobre todo el poema que es la creación del engendro y aprendiz de hombre. Borges describe la creación de El Golem, insistiendo en la idea de que el rabino es a El Golem lo que Dios es al hombre. Después de ver a El Golem creado el yo poético explica de manera acertada los errores y deficiencias que presenta aquella creación. Esta idea resulta ser irónica ya que el poema se basa en el uso de palabras, musicalidad, letras, vocales, pronunciación y articulación, a pesar de “tan alta hechicería” El Golem nunca aprendió a hablar. Declaración que apoya la idea acerca de que El Golem sólo logró barrer. En el tercer y último bloque de sentido (ultimas tres estrofas), Borges decide cuestionar al lector, lo que resulta importante ya que le da un cierre de intriga o un final abierto a que el hombre o en este caso el lector mismo reflexione. Primero diciendo lo que siente el rabino al mirar a su creación y las dudas que este le genera y finalmente, terminando el poema con una pregunta en la que cuestiona que es lo que siente Dios al mirar al hombre, ¿Sera lo mismo que siente el rabino?

Después del análisis que se presenta anteriormente se puede ver de manera clara y directa cómo, con este poema Jorge Luis Borges vuelve a una métrica estricta con una rima consonante, muy definida durante la totalidad del poema. Es una muestra más de su admiración y amplio conocimiento acerca de la cultura hebrea y judía, no solo con datos acerca de estas culturas sino también usando intertextualidades para desarrollar el poema. Estas intertextualidades logran dar al poema un poco más de contexto y rigidez para poder transmitir el mensaje o el tema general que en pocas palabras es la creación del hombre por Dios metafóricamente con Judá León y su Golem. El hecho de dejar una pregunta como cierre al poema deja un incognito en el lector, quien probablemente pensara en la respuesta adecuada a esta pregunta que se podría considerar hasta filosófica o metafísica (ya que la filosofía se mantiene constante a lo largo del poema), teniendo en cuenta que este es un tema frecuente en este autor y sus diferentes poemas. Las decisiones de Borges de usar paréntesis, por ejemplo, como otra herramienta que emplea comúnmente,  explica información extra (necesaria) y el uso correcto de la letra cursiva para resaltar alguna información ayuda a trasmitir el mensaje y a darle claridad al poema. Por último, este poema logra que el lector reflexione acerca no sólo de la creación en sí del ser humano sino también de los nombres por los cuales se conocen y se entienden todas aquellas “cosas” cotidianas, como se señala claramente en la primera estrofa “el nombre es arquetipo de la cosa” y surge la duda de si el nombre verdadero del Dios que reconoce la religión judía/hebrea puede llegar a descifrarse y ¿qué pasaría si se lograse?

Bibliografía

Nazareno Bravi, A. (2013). Borges.pitt. Obtenido de Nota sobre Borges y el golem: http://www.borges.pitt.edu/sites/default/files/0611.pdf
Borges, J. L. (s.f.). El Golem. (Anónimo, Entrevistador)




[1] Un coloso hecho de barro que, animado mediante combinaciones cabalísticas de las letras que configuraban el santo nombre de Dios, cobraba vida y movimiento, ejecutando toda clase de trabajos para el rabino
[2] Gershom Scholem: Judio interesado por las cábalas y que enseño sobre ellas
Al rabino Judah Loew se le atribuye la creación del Golem, cuya leyenda estimuló la fantasía
de la Europa central durante varios siglos y es asunto también hoy vigente